
¿Qué es la fiebre amarilla?
La fiebre amarilla, también conocida como el Mal de Siam, es una enfermedad viral transmitida por la picadura de mosquito de la especie Aedes aegypti en zonas urbanas y Haemagogus y Sabethes en zonas de selvas sudamericanas. Esta infección representa un riesgo considerable para la salud pública, especialmente en regiones tropicales donde la circulación del virus es constante. La prevención mediante vacunación, control vectorial y educación sanitaria es esencial para reducir su impacto.
Síntomas
Tras la picadura de un mosquito infectado, el virus de la fiebre amarilla incuba entre 3 y 6 días. Muchas personas no presentan síntomas, pero otras si lo hacen desaparecen pasados 3-4 días. La prevención de complicaciones depende de un diagnóstico temprano y del acceso a servicios de salud eficaces.
La enfermedad se divide en tres fases:
- Etapa 1 (infección): dolor de cabeza, dolor muscular y articular, fiebre, sofoco, falta de apetito, vómito e ictericia son los síntomas más comunes que suelen desaparecer a la semana. En esta etapa, la prevención de la progresión es posible con atención médica oportuna.
- Etapa 2 (remisión): la mayoría de infectados se recuperan y sus síntomas remiten. Sin embargo, otros pueden empeorar pasadas 24h.
- Etapa 3 (intoxicación): se dan fallos multiorgánicos, generalmente corazón, hígado y riñón. Pueden presentar orina oscura, ictericia (piel y ojos de color amarillento, de ahí “fiebre amarilla”), sangrado de nariz, boca, ojos o estómago, convulsiones y coma. La mitad de los que llegan a esta etapa fallece a los 7-10 días. La intervención rápida es clave para preservar la salud.

Diagnóstico
La infección se puede confirmar a través de pruebas de laboratorio, pero es difícil de diagnosticar. Dado que los síntomas pueden confundirse con la malaria, el dengue o la leptospirosis y otras enfermedades tropicales, la prevención de errores es crucial para evitar tratamientos inadecuados y proteger la salud del paciente.
Transmisión
El virus se transmite a través de mosquitos infectados.
Existen 3 ciclos de transmisión:
- Fiebre amarilla selvática: los monos (reservorio del virus) son picados por los mosquitos y éstos le transmiten la enfermedad a otros monos y a personas que trabajen o viajen por el bosque. Principal modo de transmisión en América. La prevención en trabajadores rurales es vital para su salud.
- Fiebre amarilla intermedia: la transmiten los mosquitos semi-domésticos (se reproducen en casas y en la naturaleza). Principal modo de transmisión en África. Aquí, la prevención comunitaria es esencial.
- Fiebre amarilla urbana: los mosquitos infectados transmiten la enfermedad de persona a persona. No ha habido brotes recientes de este tipo de fiebre en las Américas. La vigilancia y la prevención siguen siendo necesarias para proteger la salud pública.

(SE) de inicio de síntomas en la Región de las Américas*, SE 1 a SE 21 del 2025
Tratamiento
Hoy en día no existe tratamiento específico de antivirales para combatir la fiebre amarilla. El manejo se basa en una atención específica en la que se suministran hemoderivados para las hemorragias graves, diálisis para la insuficiencia renal, líquido intravenoso para la deshidratación y tratamiento para la insuficiencia hepática y la fiebre. La prevención de complicaciones mediante atención temprana es esencial para preservar la salud de las personas infectadas.
Prevención contra la fiebre amarilla
Existe la vacuna de virus atenuado de fiebre amarilla (cepa 17D) que da inmunidad para toda la vida contra esta enfermedad, no se necesita dosis de recuerdo por lo que con una sola dosis es suficiente y es la herramienta más eficaz de prevención contra la fiebre amarilla.
Esta vacuna se encuentra disponible en Centros autorizados de Vacunación Internacional y en el caso de querer viajar a zonas endémicas, se recomienda visitar un mes antes una unidad del viajero para informarse acerca de la vacunación, tratamientos previos y recomendaciones. Además, se deben seguir medidas de prevención como el uso de repelentes, ropa adecuada y eliminación de criaderos de mosquitos. Estas acciones protegen la salud individual y colectiva.
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