Los avances tecnológicos, enfocados a la optimización del almacenamiento y tratamiento de los datos, que los usuarios “regalan” al permitir el rastreo de sus hábitos dentro y fuera de la Red, hacen necesario replantearse cómo serán las relaciones futuras del comprador con las marcas. En un mercado saturado, en el que todo se analiza milimétricamente, las compañías ya comienzan a atisbar cómo será su vínculo con un nuevo cliente que, hasta ahora, quedaba estereotipado en la figura del Millennial hiperconectado. En este artículo, recojo las corrientes actuales y las previsiones futuras de dicha relación, donde las líneas maestras parecen ir en dirección a la confianza, el intimismo, el compromiso con el medio ambiente y la sostenibilidad, que deben demostrar las marcas. Y todo, para un cliente hedonista, situado bajo una capa tecnológica que habla de automatización “humanizada” de procesos y de sistemas de intercambio monetario revolucionario.